Luego de que la Cámara de Diputados diera media sanción a la normativa que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que esas parejas puedan adoptar niños, las dudas que ahora dividen aguas y que seguramente el Senado lo tratará con profundidad cuando lleve este tema al recito son: la adopción de niños por parte de parejas gays, ¿podría causar algún tipo de trastorno psicológico en el chico?; ¿cómo influiría en la mente del niño que su figura materna y paterna esté representada por personas del mismo sexo?; ¿es cierto que los chicos que son criados por parejas homosexuales tienen grandes chances de inclinarse por la misma orientación sexual de sus padres?; con sólo amor y valores personales firmes, ¿alcanza para adoptar niños más allá de las inclinaciones sexuales de sus padres? y ¿puede un chico educado por una familia gay ser en el futuro un adulto más feliz que uno proveniente de un héterosexual?
Diariouno.com.ar consultó a varios psicólogos y psiquiatras de Mendoza: la mayoría no se animó a responder estas cuestiones porque no se sienten preparados y lo que esta semana aprobó Diputados los tomó por sorpresa; otros porque les falta experiencia para emitir alguna opinión o simplemente, por miedo a herir los sentimientos de pacientes homosexuales. Lo que sí quedó en claro es que desde esta perspectiva hay dos grandes visiones, opuestas y que merecen ser explicadas.
Para el psiquiatra Beningno Gutiérrez "no hay ningún problema" que parejas homosexuales puedan adoptar hijos, ya que "hace cerca de 25 años que trabajo con niños de este tipo de parejas y he visto (en las criaturas) una evolución excelente. No tiene nada que ver los gustos sexuales de las personas. Lo que se evalúa es si existe en los individuos una afección psiquiátrica severa".
"Conozco a varios de esos niños que hoy son adultos profesionales, de valores nobles y completamente heterosexuales", agregó. Y echó por tierra la creencia popular de que un hijo de gays necesariamente se inclinará por esa orientación. Pero el psicólogo Andrés Gottfried aporta otra visión, también desde su experiencia en el tratamiento de pacientes:
"Existen numerosos estudios que demuestran que hay una mayor incidencia de trastornos de identidad de género y una mayor promiscuidad en la conducta sexual entre los chicos y chicas educados, acogidos y aceptados por padres adoptivos homosexuales. En mi experiencia personal con el trabajo psicoterapéutico con homosexuales he advertido en la investigación de sus relaciones vinculares parentales vivencias de haber tenido padres ausentes, hostiles, distantes, violentos o alcohólicos, y madres percibidas desde sobreprotectoras y necesitadas de afecto hasta frías emocionalmente, vacías y muy exigentes. En otras ocasiones he descubierto experiencias psicotraumáticas como abusos sexuales en una o más ocasiones", explicó el psicólogo.
Con respecto a los posibles trastornos psicológicos que acarrearía en un niño ver que su figura materna y paterna son del mismo sexo, Benigno Gutiérrez aseguró que "hay chicos que no tienen ni padre ni madre y han sido personas normales. Esas son apariencias, los niños necesitan valores, eso es lo más importante"
De tal palo, ¿tal astilla?
Consultado sobre si un chico se cría con padres del mismo sexo puede presentar tendencias a la homosexualidad, Gutiérrez sostuvo que "nadie se convierte. Es un debate inconcluso lo de las causas de la homosexualidad, falta dilucidar, pero tiene sus raíces en lo biológico. Fíjese que en todos los países, razas y culturas el índice de homosexuales es de entre 4 y 6 por ciento del total de la población. Por eso es que nadie puede "convertirse" gay", explicó. En tanto Gottfried responde que "las probabilidades estadísticas son mayores, ya que carecen de una figura fuerte del sexo opuesto con el cual puedan identificarse".
"No se puede negar que las inclinaciones sexuales y toda la personalidad de los padres influyen en el proceso de identificación sexual, lo cual no significa que sea determinante. La identificación significa querer ser o desear ser igual a otra persona y sucede porque el infante valora a la persona, con la cual establece un vínculo basado en el amor y la admiración. También puede darse una identificación por diferencia u oposición cuando el modelo de exposición sexual de uno de los padres no logra ser valorado y el niño o niña se identifica sexualmente por el sexo contrario".
"Puede suceder que el infante sienta distancia o exista rechazo a los que desempeñan el rol de cuidador y busque fuera del hogar una persona significativa que tenga una orientación sexual diversa a la pareja homosexual o que su identificación se estableció por diferencia y no por similitud. Lo cual significa que no es determinante que una pareja gay tenga un hijo con orientación gay, pero las probabilidades estadísticas son mayores", fundamentó Gottfried.
En tanto Gutiérrez evaluó que la sociedad a este tema "lo ha estigmatizado demasiado. Los impulsos sexuales son como cualquier otro impulso fisiológico. Son personas normales como cualquier otra. No se debería prestar atención en eso".
Sin embargo Gottfried resaltó que hay tener presente el punto de vista del adoptado: "El sujeto de derecho es el niño a adoptar y no los padres adoptantes. El infante tiene derecho a que desde los primeros momentos de la vida tenga dos modelos de exposición vincular y sexual que le servirán de referentes para la configuración de la identidad sexual-personal, porque le van en ello también el aprendizaje de las relaciones y de la diversidad entre hombre y mujer.