jueves, 1 de marzo de 2012


                El Gobierno de la Ciudad de México aprobó el matrimonio homosexual, con 39 votos a favor, 20 en contra y 5 abstenciones, convirtiéndose en la primera ciudad de América Latina en hacerlo. Sin embargo, México seguía siendo en 2007 uno de los países en los que más delitos se cometen contra la comunidad LGBT, siendo asesinada una persona en un crimen homofóbico cada dos días.

La homofobia está muy extendida en la sociedad mexicana. Estadísticas muestran que sólo entre 2002 y 2007 han sido asesinadas 1000 personas en crímenes homofóbicos, tal como reveló en mayo de 2007 la Cámara de Diputados mexicana, lo que convierte a México en el segundo país del mundo con mayor tasa de crímenes homofóbicos (tras Brasil). En un estudio periodístico de Fernando del Collado, publicado con el título Homofobia, odio, crimen y justicia, se habla de 400 muertos entre 1995 y 2005, es decir, unos 3 asesinatos al mes, pero la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia calcula que sólo se denuncian uno de cada cuatro crímenes. De enero a agosto de 2009 habían sido asesinados sólo en Michoacán. 
homosexuales, casi todos en el área de Tierra Caliente. La gran mayoría se realiza contra homosexuales masculinos; de 1995 a 2004 «sólo» se habían producido 16 asesinatos de mujeres. Los crímenes son a menudo ignorados o investigados con poco interés por las fuerzas policiales, lo que da impunidad al delincuente en el 98% de los casos. Otras formas de violencia menos graves se clasifican de la siguiente forma según un estudio de 2007 de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM): violencia verbal en el 32% de los casos, acoso sexual en el 18%, asalto en el 12%, seguimiento o persecución en el 12% y amenazas en el 11%. 

DEBATE "IGLESIA Y HOMOSEXUALIDAD"


DEBATE "IGLESIA Y HOMOSEXUALIDAD"
(Algunas conclusiones)
La Iglesia no solo condena históricamente la homosexualidad sino todas aquellas formas de sexualidad que no tienen su principio y su fin dentro del matrimonio heterosexual, con su primordial función procreadora y donde el placer nunca puede ser un fin en si mismo sino un medio para metas mas elevadas.
La Iglesia, no solo La Iglesia, pero particularmente La Iglesia, ha contribuido a que la única sexualidad legitima sea la sexualidad que tiene lugar en la alcoba de los padres.
Así, la masturbación, las relaciones extramatrimoniales, el sexo entre personas del mismo sexo, la promiscuidad (particularmente la femenina), el sadomasoquismo, el sexo intergeneracional, la pedofilia, el sexo en grupo, el fetichismo, la prostitución, el voyeurismo... son siempre sexualidades heterodoxas, socialmente mal consideradas y no representadas mas que en circuitos muy determinados. Sexualidades eliminadas del cotidiano social, del discurso y del imaginario doméstico.
La Iglesia ha hecho de la "familia tradicional" (claramente estructurada, de roles muy definidos, monógama y patriarcal) su gran bandera. En torno a la familia como "célula básica", siempre a preservar de ese otro "inombrable", se han articulado todos los miedos y fobias acerca de las sexualidades no ortodoxas, considerando que estas debilitan los vínculos familiares y traen inevitablemente consigo todos los males sociales.
La familia ha sido el eje de los más brutales procesos de exclusión articulados por la Iglesia. La ausencia de modelos dentro de la familia ha sido clave en la interiorización de la homofobia.
Los gobernantes mas conservadores del moderno capitalismo y liberalismo (Reagan, Bush, Tatcher, Major...) han hecho suyos los "family values" predicados por la Iglesia oficial para articular descomunales campañas contra gays y lesbianas. Así los maricas y bolleras nos situariamos allí donde la familia ha fracasado y surge la desestabilización social y el malestar.
Otro aspecto a destacar es como ha despecho de la extensión de la pandemia del Sida y del desarrollo de los movimientos de liberación gay y feminista La Iglesia contemporánea se ha reafirmado en sus postulados mas reaccionarios e inquisitoriales teniendo como cabeza visible de su misoginia, su homofobia y su fundamentalismo moral y anti-sexo al Papa Juan Pablo II.
El movimiento de liberación gay ha articulado diferentes tipos de respuestas frente a la política de agresión, silenciamiento y exclusión de la moderna Iglesia Católica. La primera y mas común ha sido denunciar públicamente su política. Recientemente la Cordinadora Gay-Lesbiana ha presentado una querella contra el Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Elias Yañes, por sus manifestaciones públicas contra la regulación de las parejas de hecho homosexuales. Querella cuya eficacia es ya de entrada dudosa, si tenemos en cuenta que debe ser valorada por el señor Cardenal, recientemente nombrado nuevo Fiscal General del Estado, miembro del Opus Dei y ya famoso por sus declaraciones contra el divorcio, el aborto y los derechos y libertades de gays y lesbianas.
Otra estrategia, mas al nivel de la calle, ha sido la de hacer campañas de apostasía (coloquialmente borrarse de la Iglesia) y de rechazo global a la política general de la institución en todos los ámbitos, animando a los "fieles" a abandonar sus filas. Esta campaña ha sido realizada recientemente en Burgos por el K.G.B. pero la gran problemática sigue siendo que estas declaraciones de apostasía no suelen ser reconocidas ni se les concede validez real por el arzobispado, permaneciendo todos/as en sus listas.
Una tercera vía, mas radical, es la del "outing" (sacar a la luz pública la homosexualidad de alguien) de los altos cargos de la jerarquía eclesiástica (que en privado realiza aquello contra lo que predica) puesta en práctica por grupos como "Outrage" en Inglaterra. Para el que esto firma son campañas no solo legítimas sino dignas de imitación en otros paises. A pesar del escándalo de las fuerzas vivas y de la campaña de desprestigio contra el lider de "Outrage" Peter Tatchell los resultados del "Outing" de varios obispos de la Iglesia anglicana nos e hicieron esperar. El suicido de uno de ellos, la dimisión de otros tantos y el revuelo consiguiente provocaron una modificación en su política tradicionalista de excusión. A las acusaciones de "asesino" y de "terrorista homosexual" Tatchell respondió que son muchos los adolescentes que se suicidan por el miedo y la desinformación que la Iglesia promueve y esto a ella le trae sin cuidado.
A todas estas consideraciones se me replicará aún que la Iglesia ya no tiene el mismo poder que en el pasado, que la mayor parte de las y los jóvenes actuales no acuden nunca a misa y que estamos ante un debate manido y prescindible.
Hay multidud de ejemplos que nos demuestran que esto no es así y tiene pocos visos de mejorar en un futuro inmediato. Si tomamos como ejemplo el caso de ciudades pequeñas y conservadoras como Burgos (u otras similares de Castilla y León) vemos como los poderes fácticos se encuentran poderosamente entrelazados y ejercen una influencia notable en la vida cotidiana y en la configuración social, cultural y económica del paisaje urbano. Burgos es un ejemplo extremado del nada desedeñable poder de la Iglesia. Son ya varias las representaciones teatrales o exhibiciones cinematográficas que no han podido llevarse a cabo en nuestra ciudad por presiones de altas instancias del clero o por el miedo a estas (es el caso de "Teledeum", lal farsa de Els Joglars, y de "La última tentación de Cristo" vetada por Caja Burgos en el Cine-Club universitario). Pero además la Iglesia está cada día en los periódicos, donde ocupa un alto tanto por ciento de las noticias locales, está asimismo detrás de colegios privados, institutos y facultades (con una importante presencia del Opus Dei en el profesorado universitario burgalés) y recientemente hasta Izquierda Unida (y no olvidemos que en un pasado no tan remoto los comunistas llegaron a quemar Iglesias) nos ha reiterado la prohibición de poner nuestro cartel de apostasía en sus dependencias de Fernán González por temor a enfrentarse a la Iglesia, a los fieles que pueden ser sus potenciales votantes o a aquellos que en su lugar secuestran nuestros reducidos espacios de libertad, transgresión y diferencia.